Carta a una Casa con encanto:

Un día recibí una llamada, tuve una cita con ella a finales del mes de marzo. Cuando te vi, sentí la necesidad de ayudarte, eres un adosado de dos plantas, sentía tu esencia apagada y eso fue lo que me cautivo. Tu distribución no era mala, pero si innecesaria, inútil y sin sentido a la luz natural. Si te tuviera que definir con tres adjetivos serian: oscuridad, sobriedad y austeridad. Tus dueños hablaron por ti, una cosa te digo: les tienes que dar las gracias, porque han conseguido darte vida y volver a nacer.

Si algo me gusto de ti, fue lo fácil que me lo pusiste, no hubo muchos problemas de ejecución. No todo el mundo se deja ayudar y hay veces que es necesario pasar la varita mágica a un profesional. Trabajé contigo la planta baja que constaba de salón, aseo, cocina, patio y garaje. El salón se multiplico, el aseo se agrando, la cocina se paso al patio y el garaje se transformo en dormitorio principal.

Mi objetivo contigo era sacarte toda esa esencia que me enseñaste el primer día que te vi, darte toda la luminosidad posible para que brillaras por ti misma. La paleta de colores elegida era tonos pastel, con base de blancos y pequeños toques de fuerza en colores algo mas oscuros. Quería dejarte tan bonita que solo me importaba que el día que te entregase disfrutaran tanto de ti como yo lo he hecho en estos tres meses.

Creo que conseguí mi objetivo, tus dueños hablaron por ti y fue tal la emoción que parecías un cuento de hadas.

Tu Interiorista

No podía acabar este post sin hacer mención a dos grandes personas: ¡¡¡Mil gracias Rosi y Javi!!! No sois geniales, sois increíblemente extraordinarios.
Estamos en una sociedad llena de consumismo y con la obligación de comprar nuevo, me niego a no dar oportunidades. Tu casa no habla, pero puedes hablar tu por ella.