Como podéis observar hay un luz general en el techo y varias ambientales, como en el foco y las velas. Es importante tener en cuenta los colores de los paramentos donde vamos a iluminar, puesto que cada uno se comporta de manera distinta. Las paredes oscuras absorben gran parte de la iluminación y reflejan casi nada de lo que reciben, mientras que las paredes claras, son altamente reflectivas y por ende encienden aun más el ambiente. A riesgo de no equivocarse, un ambiente oscuro conviene iluminar con luces brillantes, e intercalando con luces cálidas. Mientras que un ambiente claro, merece luz cálida y suave.

Si las paredes del salón son de colores claros, es más fácil conseguir un ambiente cálido y dispondrás de más luz para desarrollar un mayor número de actividades. Por el contrario, si las paredes son oscuras, favorecerás la intimidad pero necesitarás una iluminación más intensa y bien pensada.

Aquí se puede observar luz fría en focos empotrados y luz cálida en lámparas colgantes.No se recomienda la mezcla de los dos tipos de iluminación en una misma estancia, pero existen excepciones en las que los dos tipos de luz pueden resultar interesantes.

Podemos observar luz fría en el techo y apliques en la pared enfocando hacia arriba. La iluminación hacia arriba da un efecto muy decorativo que, en general, se utiliza como complemento de una luz totalizadora. El baño necesita una luz lo más parecida a la natural. Instalar focos halógenos empotrados. Asimismo, es aconsejable un punto de luz a cada costado del espejo, que evite las sombras que podemos proyectar.

Las luces cálidas cuentan con una mayor profundidad y énfasis de los detalles, mientras que las frías no diferencian relieves y aplanan la visual por su iluminación uniforme. Por lo general, las primeras son idóneas para zonas de lectura como salas de estar, bibliotecas o habitaciones con mucha madera.